No seré comunicólogo

Esta fotografía me la tomó Elvia en diciembre de 2006, al finalizar mi primer semestre de comunicación.
Sentía que era uno de los mejores momentos de mi vida.

Hace poco comentaba que estaba tomando algunas decisiones grandes en mi vida. Me aventé un rollo así de que "ya voy a cambiar" y todo el kit. Pues bien, el lunes decidí que no terminaré mis estudios de comunicación en la UABC. Es un paso doloroso, pero necesario.

Si continuara dentro de la carrera, entraría ya a mi semestre número trece. ¡Puf! Ya son un buen. Soy un fósil de la Facultad de Ciencias Humanas. ¿Cómo imaginar, cuando entré, que para el 2012 no habría terminado? Ya no conozco a nadie en clase. Mis compañeros de generación se graduaron o reprobaron desde hace mucho. Muchos de mis exalumnos de la prepa ya van como en cuarto o quinto semestre ahí mismo. Ya mero me alcanzan.

Entré un semestre después de terminar ingeniería. No me gustó la carrera cuando la terminé. Recuerdo muy bien el día, como en cuarto o quinto semestre, cuando me dejé caer en una de las bancas de la cafetería del Tec, y le dije a mis compañeros que no me veía imaginaba de ingeniero en sistemas. Todos me recomendaron que la terminara. Total, ya estaba a la mitad, ¿ya qué? Fue tanta la insistencia de todos, incluso de mi papá, que seguí adelante.

Después de mi examen profesional de ingeniería en 2006,
con compañeros que hicieron el examen el mismo día.

Me titulé y por las mismas fechas hice mi examen de admisión para comunicación. No recuerdo mi puntaje exacto, pero fue algo así como 735 puntos. Soy bueno en las dos grandes áreas del examen: Matemáticas (después de terminar ingeniería ya serían chingaderas) y lectura y redacción, así que no me sorprendió tanto. Para ese entonces me la pasaba leyendo, escribiendo, tomando fotografías, opinando sobre cosas que no sabía nada. Todo el cliché del comunicólogo, hasta me preguntaban a cada rato si lo era.

Entré porque me gustaban los medios de comunicación. Tenía 23 años. Ya trabajaba en radio, en televisión, hice algunas publicaciones, hasta estuve de extra en una película. Había visitado muchísimo la biblioteca de la facultad, conocía la mayor parte de los libros sobre cine que tenían ahí, y otros sobre radio. Me interesaba todo. No podía esperar a entrar, era uno de mis grandes sueños.

Al iniciar, sentí como una bocanada de aire fresco. Después de cinco años de estudiar código, fórmulas, procesos, protocolos y algoritmos, hablar de cosas humanas fue increíblemente estimulante. Sentí le hacía mucha falta a mi vida. Fue genial. Comencé a dar clases en prepa porque me permitía seguir estudiando.

Una parte de mi grupo durante la materia de desarrollo humano en 2007.

Pero la carrera me gustaba también porque mi primer grupo fue muy bueno. Como estábamos en modo semiescolarizado, había gente que trabajaba y estudiaba, por lo que realmente le echaban ganas. Para todos, estar en la facultad representaba un sacrificio, un esfuerzo extra, y lo apreciábamos mucho.

Durante la materia de administración en 2007.

¡Vaya que fue un sacrificio! Dejé ir buenas oportunidades de empleo. Mis viernes en la noche rara vez eran sociales. Salía de clase a las 10 pm y entraba los sábados a las 7 am. Se me juntaban los finales de semestre de la prepa y la universidad. Al inicio tenía que hacer malabares con mi horario, para acomodar trabajo y estudio. Fue muy, muy pesado, ahora que lo pienso. Como siempre estuve así, no me había dado cuenta hasta hoy.

Al principio mi prioridad era el estudio. Mi sueño era trabajar en los medios, en algo creativo. Por eso dejé pasar oportunidades de trabajo. Ni siquiera consideré aquellas ofertas que me impidieran asistir a clase. Tomé cursos intersemestrales sacrificando vacaciones también. Casi no salía de la ciudad por lo mismo. Aproveché las clases mucho más que en ingeniería, me dediqué en serio a estudiar.

Pero el amor acaba. Ya para cuarto semestre, mi grupo se desintegró. Cada quién andaba en materias diferentes, además algunos desertaron. Por otra parte, el ritmo y la calidad de las clases también decayó, o no sé si la novedad de estudiar una ciencia humana se esfumó. Sentí que muchas materias eran una pérdida de mi tiempo, y que no aprendía gran cosa en ellas. Algunos maestros daban una clase tan light que me sentía insultado. La escuela dejó de ser prioridad.

Algunos eventos me atrasaron. Principalmente un diplomado de competencias docentes que tuve que cursar obligatoriamente en COBACH. Eso me atrasó todo un semestre. Y conforme pasaban los semestres, veía que el ámbito de los medios no me llamaba la atención en absoluto. ¿Por qué estaba estudiando eso? Ya ni siquiera me llamaba la atención trabajar para una revista ni hacer cine. Fueron muriendo esas pasiones.

Checha posando para un corto, 2008.

Cada día me sentía más fuera de lugar. Durante tres momentos específicos, estuve a punto de darme de baja de la carrera. En uno de ellos, inclusive llegué a la oficina de la subdirectora a decir: "Quiero darme de baja definitiva". Normalmente estos episodios eran la culminación de grandes problemas a la hora de inscribirme, u otras linduras producto de errores administrativos. Pero me convencieron de seguir.

Mientras tanto hice muchas cosas: Tocar en bandas, escribir cuentos, tomar fotografías, entrar a otros cursos, dar pláticas... En fin, lo que me gustaba.

2008.

Desesperado porque sentía que no avanzaba, decidí entrar a la maestría de estudios socioculturales. Fueron dos años donde, en efecto, encontré lo que buscaba. Me encantó el proceso de estudiar ese postgrado, luego platicaré más sobre ello. Aún así, tomé una o dos materias por semestre en la facultad. No la abandoné del todo. Junto con el trabajo, la carga de la maestría y la serie de problemones que se me vinieron encima, fue casi un milagro sacar adelante estos último cuatro semestres.

Ahora me encuentro con una situación muy difícil. Estoy a punto de irme a vivir a otra ciudad (more on that later) y ya se me acabó el tiempo disponible. Tengo siete años para terminar, y ya me gasté seis. Me faltan algunas materias todavía, y debido a los servicios sociales que debo hacer y mi empleo, definitivamente no voy a terminar.

Quizá si hago un esfuerzo sobrehumano (una vez más) pueda lograrlo. Pero... ¿Vale la pena? ¿Estoy dispuesto a sacrificar más todavía? ¿Quiero ser comunicólogo? ¿De qué me va a servir un título más? Ya tengo un título de maestría que me puede servir casi para lo mismo. Lo mejor que se me ocurre es retirarme ahorita, renunciar a la carrera. Y a decir verdad, ya son seis años de llevar un ritmo de vida insostenible. Necesito descansar un poco.

Soy una persona muy obstinada, no me doy por vencido fácil. No es sólo la resignación lo que me lleva a dejar comunicación. Ser comunicólogo es un plan que ya me queda muy chico. Tengo en mente otros proyectos, pero para lograrlos, tengo que desprenderme de algunos lastres, tengo que hacer cambios. Podría terminar la carrera y seguir anclado a Mexicali cuando menos un año más. Continuar mi vida de antes.

Pero ya no quiero eso. Tengo que liberarme de esta enorme carga. Vienen cosas mejores.

No fue fácil la decisión. Luché conmigo mismo durante algunas semanas. Me resistí al cambio, creo que todavía lo hago. Pero después de un tiempo de pensarlo, admití que ya no me entusiasma la idea. Ya no me interesa, ya no me motiva, ya no hace feliz.

Y créanme: Ahorita lo que más quiero es ser feliz.

Adiós, facultad.












































6 comentarios:

Momoirokotori dijo...

n_n Eres mejor comunicologo que muchos graduados.

Exito en tu nueva etapa y dont worry de todas maneras No hay trabajo jajaja

Isa leano.
;)

Paperdoll dijo...

ya sabes lo q opino de los comunicologos...
te qiero mucho Miguel!
y tu puedes para mas!
ni al caso q la termines!
ya tienes tu maestria!
VE POR TU DOCTORADO AMIGO :D

Gaby MC dijo...

Con un nudo en la garganta después de ver las fotos. Animo y mucha suerte en todo lo que está por venir!

Anónimo dijo...

Te falta el doctorado. Podrás lograrlo, lo sé.

Anónimo dijo...

Oye yo soy comunicologo por favor dime que tipo de maestria puedo estudiar para estar mejor preparado

Miguel Lozano dijo...

Depende del área en la que te quieras especializar. ¿Qué es lo que te interesa más?